La mejor manera de trabajar es bajo presión o por objetivos (se aceptan comentarios), y algo parecido paso el otro día a la hora de la cena. Abres el frigorífico y descubres que quedan dos porquerías repartidas estratégicamente por las baldas.
Seamos exactos relatando lo que quedaba en la nevera que serán los ingredientes de esta tosta, dos calabacines, media docena de zanahorias, unos restos de rúcula y canónigos, un puerro, y media cebolla, junto con un poco de pechuga de pavo en lonchas.
Para hacer esta tosta ponemos el fuego a tope con aceite de oliva virgen extra y cortamos en dados muy pequeñitos (brunoise que dicen los libros de texto) salteamos por separado y reservamos en dos boles la zanahoria y el calabacín.
En la misma sartén, que sino se mancha mucho y de noche hay pocas ganas de fregar, pochamos la cebolla hasta que se quede dulce (sino esta el viejo truco de un poquito de azúcar y listo) y a otro bol. Se saltea la pechuga de pavo picada en cuadros, se fríe el puerro en tiras largas y finas (en juliana según el mismo libro de texto) y se tuesta el pan.
Para montar la tosta, un chorrito de aceite de oliva virgen extra al pan, ponemos la rúcula y los canónigos, espolvoreamos con tomillo seco, ponemos la cebolla (no mucha que sino queda muy dulzón), el pavo, la zanahoria, el calabacin, y por encima el puerro frito y listo.
Para acompañar esta vez fue una cerveza tostada selectaXV de San Miguel, pero creo que con un vaso de gaseosa manchado con un poquito de vermú blanco y lleno de hielos hubiera quedado mejor, pero no quedaba.
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