En la calle monte Monjardín 8 de Pamplona está situado el restaurante el puchero de María, junto a la rotonda con la estatua de Juan Pablo II. Una fachada en gris y unos toldos naranjas lo identifican. Un restaurante que visite en laborable con el ánimo de probar su menú del día junto con un amigo.
Entorno tranquilo, apacible y muy acogedor. De reducido tamaño, una pequeña barra auxiliar a la entrada para atender a la clientela y alrededor de ocho mesas en todo el restaurante. Todo el personal lo compone una persona en cocina y otra en sala. Pedimos el menú del día, menú cantado por el camarero. Primero, segundo y postre con el vino incluido 12€ en laborables y 14€ en festivos, junto con el plato del día por 9€.
Pasta con boloñesa, como en casa. La pasta muy cocida pero la boloñesa muy sabrosa con un tomate de buena calidad.
Alubias con todos su condimentos. Excelentes, una delicia. La alubias en su punto, durita la piel y melosas por dentro, salsa bien ligada, desgrasada y con todos los sacramentos.
Entrecot con pimientos, calidad en la carne y los pimientos. Y ajustándose a la petición del comensal de que estuviese al punto.
Costilla de cerdo con peras, una combinación sabrosa, peras al horno hechas hasta el centro, carne de cerdo en su punto, ni poco hecha, ni pasada.
Yogur con frutos rojos. Unas moras y frambuesas a trozos lo corroboraban.
Un lugar de cocina casera, con productos de temporada y ejecutada a la vieja usanza, con un servicio impecable. Un restaurante que es un reducto de tranquilidad, en donde se sabe lo que se hace y se hace bien. Un lugar de los que apetece ir de vez en cuando a tomarse unas alubias con una carne y un postre casero. Sin más pretensiones. Con un servicio muy profesional, que te hace sentir como en casa, dos profesionales, dando de comer y dando bien. A la agenda.
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