Hoy vamos con un vino que siendo simplistas se podía clasificar de "viejuno". O dicho de otra forma es un vino que no esta de moda, que no gusta, por su complejidad o, quizás será que sabe a pasado. No tiene frescura, no es divertido, sin aristas y, encima cuesta mucho tiempo quitárselo de la boca. "Déjate de reservas y dame crianzas que están muy ricos y son mucho más económicos", frase repetida demasiadas veces últimamente.
Os voy a dar la razón para luego intentar quitárosla, a sabiendas que es cuando menos peligroso. Vamos por partes. Estamos ante un coupage de 90% de tempranillo, 8% de graciano y un 2% de mazuelo, combinación graciosa.
Muchos reservas son vinos con sus puntos viejos, cafés, tabacos, cueros, que se quedan en la garganta entre la nuez y el final de la lengua. Que estas el día posterior acordándote de ellos por los aromas que resuenan, con el café con leche de par de mañana.
Murua no es de esos, que también pero sin exagerar. Tiene la friolera de 13 añazos. Es del 2001, un año tan bueno en lo vinícola, como la década de los cuarenta en lo cinematográfico.
Es un vino viejillo y marchoso, mucha mora, mucha. Mucho alcohol, que, dicen que es bueno para guardarlo. Y la madera escondida como cuando te juegas una partida de mus al punto. Un viejo roquero.
En resumen, fruta de fondo tras 13 años (que conste), viejillo, pero todavía con marcha. Madera, y la boca llena de especias un buen rato, astringencia y bastante alcohol, 13,5º según indica la etiqueta. A unos 12 euros botella, no esta nada mal. Y estoy seguro que más de uno de los de "amidamecrianzas" se quedarían sorprendidos con este vino. Que muchos crianzas más justos que este reserva son más costosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario