Un lugar con parrilla de carbón.
Restaurante con carta para celíacos.
Platos sabrosos y un excelente servicio.
Con todos ustedes la trastienda de el colmado.
El pasado fin de semana que, fue un fin de semana inolvidable gracias a mucha gente cercana y amigos, acudí al restaurante la trastienda del colmado. Situado en la calle Iturralde y Suit 24, en el segundo ensanche de Pamplona, dirección cercana a los ya cerrados cines Olite.
Un sitio muy polivalente que la sala nos enseño al finalizar la comida. Zona de barra, comedor y una zona privada como para cuarenta personas en donde esta la parrilla de carbón al más puro estilo de las que uno encuentra en la calle por, pueblos como Getaria.
Mesa grande con adultos y niños, en la que pedí menú para "los mayores" y un menú infantil digno de mencionar que no se limita a los macarrones, croquetas y pollo, junto con una exagerada guarnición de patatas fritas, sino que se daban muchas más opciones.
La decoración minimalista, en donde el hormigón, los ladrillos de la nave pintados y luces indirectas predominan. Mesas negras y sillas con reposabrazos, que se agradece mucho. La comodidad es algo que a veces se deja de lado a favor del diseño. Craso error, son conceptos que no tienen que excluirse.
El montaje de la mesa en gris, negro y blanco de loza. Con suficiente espacio para cada comensal y para poder levantarse sin molestar al resto de invitados. En algunos restaurantes los espacios están calculados al milímetro.
Bollo de pan, correcto. Un detalle por parte de sala, retiraron el plato de pan para la persona celíaca sirviendo en un plato diferente el pan de celiaco. Estas cosas transmiten tranquilidad y fidelízan clientela.
Aperitivo de aceite en pequeños cuencos individuales, enseñar la botella de procedencia es algo que en todos los restaurantes debería realizarse. No obstante, buen aceite.
Migas "el colmado" con huevo a baja temperatura y txistorra dulce. Un huevo poche, unas migas muy bien ejecutadas sin exceso, ni defecto de materia grasa y una pasta de txistorra con un punto dulce que conjuntaba excelentemente, buen plato.
Ensalada de salmón marinado en casa, con cebolla caramelizada y vinagreta de frutos rojos. Una picada de aceituna negra en aceite por encima junto con el salmón marinado con leve toque de soja, fondo de cebolla caramelizada y "en medio" un mezclum de ensalada previamente aliñada. Muy rica. El salmón memorable.
Menestra de verduras de temporada con huevo a baja temperatura. Alcachofa rebozada, huevo frito en el centro y virutas de jamón. Es difícil realizar una menestra excelente.
Raviolis caseros de setas de temporada y hongos del país. Con un aceite de borraja y una salsa de hongos. El ravioli fino y al dente. Explosión de sabor de seta y hongo. Platazo.
Chipirones a la plancha sobre cebolla caramelizada y vinagreta de almendras. Una galleta de tinta sabrosa para acompañar. Buen plato. El chipirón es un producto que no es díficil de trabajar pero muy facil de estropear, no es el caso. Punto bueno, y original el contraste agridulce de la cebolla con la vinagreta de almendra, plato excelente.
Merluza asada con sus verduritas de temporada. Las verduras al dente y sabrosas. La merluza demasiado hecha, una pena ya que visualmente prometía. Supongo que un error puntual en cocina, es el único plato que chirriaba del menú.
Tataki de atún rojo sobre ajoblanco y vinagreta de soja. En la carta señalan que el plato es frío, por si alguien se despista y se siente decepcionado. Una delicia. El ajoblanco en un lateral para untar a gusto de cada uno, el atún terso pero tierno, jugoso y aromatizado ligeramente con soja. Otro platazo.
Hora de los postres. Torrija caramelizada "el colmado" con helado de canela. Bien hecha.
Carpaccio de kiwi marinado a la menta con helado de mojito. Postre refrescante, ácido y aromático a partes iguales. Menos es mas. Un postre de los de recordar.
El menú infantil, compuesto de patatas, jamón ibérico y una buena pieza de solomillo de ternera de excelente calidad. Helado como postre. Un menú a la altura del de "los mayores", con producto de la misma calidad y con detalles como la flor de sal por encima o unas patatas fritas caseras y no de bolsa o freidora. Reseñable que estan deseando volver y un servicio atento con ellos.
Un lugar en el ensanche de Pamplona, que se ha sabido reinventar con el paso de los años, comenzó como una opción de colmado/gastrobar/parrilla/restaurante y ha ido mutando. Buen producto, buena ejecución, platos sabrosos y un servicio inmejorable por 29,90€ por persona IVA incluido el fin de semana, sin contar las bebidas.
Ya esta en la agenda y, desde la última visita he repetido en otra ocasión más. Seguro que se convierte en un lugar habitual, con la tranquilidad de que cuidan a los celíacos, un plus el poder comer sin, tener que estar vigilante a los platos por si se escapa algún detalle, no fue el caso. Absolutamente recomendable.
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