Quien catalogue beso de vino como
"muy buen vino potero"
que beba agua de aquí a Navidad.
Ve uno la etiqueta de beso de vino, con su torito todo simpaticón "made in kukuxumuxu" y te asalta el recelo por el líquido que anuncia. Empiezas a pensar que una garnacha con una etiqueta "molona" no tiene por que ser un buen vino. Así que das la vuelta a la botella, miras la contraetiqueta y los recelos crecen al ver que le han añadido syrah. Y, para rematar la faena descubres que el tapón es de rosca. Así que en un arranque de locura va y te compras las reglamentarias tres botellas, ayudado por un precio que es tan loco como la etiqueta.
Pero este vino se expresa y defiende el solito en cuanto lo viertes tras quitar el tapón de rosca. Un color brillante, limpio, de color picota con unos reflejos preciosos que visten la copa y, de que forma.
Igual de limpio que cuando metes la nariz, olorcillo a moras y especias varias que prometen buenas sensaciones cuando comiences a apurarlo. Un gozote en la boca, golosón, con un cuerpo medio y bien de fruta, abundante. Un vino fácil de beber, alegre, vacilón y fresco que te invita a tomarte un par de copas más. Un vino fácil, muy fácil.
Y es cuando te acuerdas del precio, bajo muy bajo para lo rico, fácil y agradable que es. En ese momento te alegras de haber comprado tres botellas, que acaban de convertirse en dos porque la que has abierto has acabado apurándola y miras al toro con ojillos brillantes y la lengua gorda, pensando en que la próxima botella vas a abrirla muy pronto.
Absolutamente recomendable, obvio ¿no? y con un relación calidad precio excepcional. Pasen por aquí, compren, caten y me cuentan.
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