El polvo de anchoa es una preparación que da mucho juego posterior, no es difícil de elaborar y tiene una multitud de aplicaciones.
Puede usarse en una tosta a la que, le has añadido un chorro de un buen aceite de oliva virgen extra y le quieres dar un punto marino. O bien tras cortar en carpaccio, un tomate con el cuchillo jamonero, darle un toque diferente.
Como aperitivo es perfecto para unos palitos de queso Idiazabal, que tras untarlos en aceite de oliva virgen extra, se introducen en el polvo de anchoa y, quedan "empanados" por el polvo. Además de rico, el aperitivo tiene un punto de "playfood".
Su preparación es muy sencilla:
- Se limpian dejándolas en lomos.
- Congelamos y tras un día congeladas las descongelamos para evitar el anisakis.
- Se secan muy bien con un trapo y papel de cocina.
- En una fuente ponemos una capa de sal marina gruesa.
- Después una capa de anchoas evitando que se toquen unas con otras.
- Otra capa de sal.
- Otra de anchoas.
- Y así sucesivamente hasta colocarlas todas, terminando con una capa de sal.
- Metemos en el frigorífico.
- Y tras dos meses y medio de espera salen absolutamente desecadas como ves en las fotos.(Estas leyendo bien dos meses y medio)
- Limpiamos los granos de sal que puedan quedar pegados.
- Y trituramos en un mortero hasta conseguir la textura que más te guste, en polvo o en gránulos.
- A un bote con tapa y listo para consumir.
Escrito por EL PEROLAS | |
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Me gusta comer bien, beber mejor, disfrutar de una buena conversación sobre gastronomía, cocinar y, gozar del trabajo de un sinfín de profesionales que con su esfuerzo, ilusión, empeño, sinceridad y saber hacer crean el segundo de los mejores placeres que podemos disfrutar. Intento, con la ayuda de muchos, contar "tal cual" sin trampatojos, acritud ni prejuicios, el OFICIO de todas esas PERSONAS.Espero hacer muchos amigos por el camino, que comience el espectáculo. |
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