Un 29 de marzo del
año 2012 aparecí en el panorama gastronómico como "el perolas". Una charla con Carlos Vela y Karmele de la
arrocería sobremesa en la calle Abejeras, acompañados con una botella de
garnacha de Domaines Lupier lo propiciaron. No podía ser de otra forma, el vino
tenía que estar presente.
Tras ocho años y casi
ocho meses de "elperolas" es hora de cambios drásticos. Ha habido alegrías y disgustos, he hecho grandes
amigos. He sufrido enemigos que no me conocían. He podido conocer a multitud de
cocineros y profesionales del oficio con los cuales tengo relaciones magníficas.
He probado más de 7.500 referencias de vino. He estado seis años en antena en cuatro
radios diferentes. Escribo para un periódico. Organizado eventos de todo tipo,
privados, catas, eventos en formato nuevo, semana del maridaje, jueves
gastronómicos, wineandshoots, gastrocultur, cartas de vino, marlo, cursos…una
ingente cantidad de proyectos.
Pero es hora de cambiar. De priorizar. Tiempo para centrarme en proyectos que me apasionen.
Tiempo de familia y amigos. Tiempo de mi
tiempo. La vida avisa y este 2020, me los ha dado gratis y sin avisar. He
dedicado mucho a pensar y a decidir.
El perolas da un salto “de lado”
A partir de ahora, se han acabado muchas cosas. Mucho decir siempre que sí, sin mirar quien o quienes más cercanos sufrían ese “tiempo robado”. Solo dos premisas en todo lo que haga.
Voy a ser totalmente independiente y trabajar en lo que me entusiasme, tanto en lo que haga como con quien lo haga.
Queda un empujón para mis 50 que, espero celebrar con otra
distancia social menos canalla que la que sufro hoy. No estoy para zarandajas
varias y otras yerbas. En varios proyectos estoy involucrado, son preciosos. Con
el imprescindible apoyo de gente única y ma-ra-vi-llo-sa, que siempre han
estado ahí, siempre.
Soy un afortunado por poder desarrollar, por poder tener los
apoyos, por ser valorado e incluso reclamado. Pero el tiempo es un bien
limitado, escaso y valioso. Este 2020 me ha enseñado que hay que elegir,
priorizar y disfrutar. Y en esto estoy. De todo vas a estar informado. Acabo
esta etapa e inicio otra dando las gracias de corazón a todos los que hemos
trabajado juntos durante estos 8 años y 8 meses, gracias.
Esto no es una despedida, sino una evolución imprescindiblemente
necesaria, inapelablemente útil.
Es hora de recuperar de nuevo los nombres de las cosas,
llamarle pan al pan, vino llamarle al vino, al sobaco… sobaco, miserable al
destino. Y al que mata llamarle, de una vez asesino. Esto dicho por el único,
el inimitable, el de los dedos vertiginosos… Joaquín Sabina.
Nos vemos aquí en el blog. Esta entre la cava de
vino y el cañero de birra, debajo del letrero elperolas.com.
Y sacudiros la mala leche por favor, que da grima ver a todo
el mundo con la verdad absoluta en su poder olvidando lo verdaderamente
importante.
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